Dos llamados de “May day” o emergencia hizo el capitán Hernando Murcia, desde la aeronave Cessna U206G, de matrícula HK 2803, por fallas en el motor, y antes de desplomarse sobre la selva del Caquetá con seis ocupantes, dos adultos y los cuatro hermanos indígenas que según las autoridades estarían vivos y extraviados en la jungla.
Así lo narró el Coronel Miguel Camacho, director de Investigación de Accidentes de la Aeronáutica Civil, quien reveló más detalles del primer informe técnico acerca del percance, sucedido el pasado 1 de mayo.
“Todo indicaría que el accidente ocurrió y una de sus causas fue la falla del motor. Nosotros vamos más atrás: a la historia del motor, del avión, su mantenimiento, sus componentes. Como les decía, ahora que se recuperó el motor en buen estado para una inspección somos optimistas en que llegaremos a determinar el componente exacto que falló: si fueron los magnetos, una biela, un cilindro, si se rompió el cárter, eso es posible determinarlo y así orientar medidas preventivas para evitar que este tipo de accidentes se repitan”, declaró.
El oficial aseguró que las labores de investigación e inspección del motor se llevarán a cabo en la sede fabricante de la aeronave, la firma Continental, en Estados Unidos.
Ante la pregunta que surge sobre por qué no logró llegar al río Apaporis, que era el área más cercana y adecuada para intentar el acuatizaje de emergencia, el Coronel Camacho manifestó que lo sucedido con el Cessna “es una situación muy difícil”.
“Una falla como la reportada cuando se apaga el motor es crítica, por cuanto no hay redundancia de la fuente de poder. Cuando el capitán reportó la falla, encima de la selva colombiana, que la conocemos desde arriba, y desde abajo, en la búsqueda de los niños con la Operación Esperanza, es compleja porque no hay paraje o área apropiada para descender. En una emergencia de este tipo la idea es tratar de recuperar el motor, que vuelva a funcionar o buscar un lugar para aterrizar o acuatizar y no lo logró”, remarcó.
Aunque no se comprometió con una fecha certera para la expedición del informe final del siniestro, ratificó que, en todos los percances de este tipo, las investigaciones precisan meses de trabajo metódico.
“Me compromete un poco con la respuesta, pero asumimos el riesgo: si tenemos en cuenta los costos, tiempos, análisis en simulación y ojalá podamos entrevistar a los niños cuando aparezcan, y si se nos permite con todas las medidas de protección, no más allá de septiembre tendremos el informe final y así compartir esas enseñanzas”, puntualizó.
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