La terminación del contrato de las Autopistas del Caribe ha generado debate, pues esta decisión genera bastante preocupación.
Durante varios meses, el concesionario Autopistas del Caribe enfrentó dificultades para salvar un proyecto destinado a construir una doble calzada de 253 km que uniría Cartagena y Barranquilla.
A pesar de la confianza de los empresarios en mantener la megavía hasta el último momento, las posibilidades de salvar la iniciativa se desvanecieron, a pesar de su importancia en términos de inversiones y generación de empleo para la región.
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Todo comenzó con varias manifestaciones que iniciaron en el 2021 en donde la comunidad se opuso al cobro del peaje en diferentes sectores de la vía que va desde Barranquilla hasta Cruz del Viso, en Bolívar.
La suspensión del peaje de Turbaco ha generado deficit por más de 90 mil millones, lo que desencadenó en una crisis financiera.
El ministro de Transporte declaró crisis en el proyecto, pues ya no cuenta con financiamiento y su realización se ha vuelto inviable. Sin embargo, suspender la vía genera retrocesos en el desarrollo de la región.
De hecho, se perderían 74 kilómetros de doble calzada, 19 km de variantes, el levantamiento de 16 puentes peatonales y la generación de más de 4.000 empleos directos y 2.700 indirectos en la fase de construcción.
El gobernador del Atlántico hizo un llamado al gobierno para revisar en detalle esta decisión.
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